El olivo de mis sueños, de Sanmao

«No me preguntes de dónde vengo,
mi origen es muy lejano.
¿Por qué vagabundear tan lejos?

Por los pájaros que vuelan,
por el arroyo que fluye en el valle,
por las vastas praderas,
pero sobre todo, sobre todo,
por el olivo de mis sueños».

Sanmao

Sanmao representaba casi todo lo que las mujeres chinas añoraban. Una mujer viajera, soñadora y que no estaba atada a ningún lugar más que a la experiencia de vivir. Aquella España, aquella Canarias, en sus párrafos, no podían ser más exóticas para sus paisanos.

En Playa del Hombre, en Gran Canaria, hay una humilde placa que dice “Rincón de Sanmao”. Allí la pareja residió durante años. Aunque los grancanarios tardaron en entender la trascendencia de ese trozo de metal, alrededor de ella nunca ha sido raro ver a turistas chinos emocionados, sacándose fotos. Hoy ya se le ha empezado a reconocer desde las instituciones, ahí está la Ruta Sanmao. Por su parte, al encargado del cementerio de La Palma también le costó saber por qué tantos visitantes de aquel país lejano llegaban preguntando por la tumba de José María, el hombre de la barba larga, o Hexi, la versión china de su nombre.

El olivo de mis sueños ha sido versionado muchas veces como canción y su libro Diarios del Sáhara es tremendamente popular en China, donde es considerado un clásico moderno que ha vendido más de diez millones de ejemplares. No vendió tantas copias, pero Diarios de las Canarias también gozó de mucho éxito. En España, ambos libros están editados por Editorial :Rata_. La versión más popular del poema es la que interpreta la cantante taiwanesa Qi Yu. De hecho, supuso el mayor éxito artístico de su carrera y sigue siendo una canción muy conocida. Sanmao era un alma libre, implacable y persistente. Era una avanzada a su tiempo y sociedad. Quizás todavía a este mundo.

Sanmao es una de las protagonistas de un capítulo de Aislados, un libro que propone un viaje por 30 historias conectadas por la insularidad, la naturaleza, la alegría de vivir, los colores, la cultura, el arte y, sobre todo, las personas. Un caleidoscopio en el que conviven verdad y ficción con las islas Canarias como escenario excepcional.

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